martes, 13 de agosto de 2019

MUJERES QUE PIENSAN EN GRANDE


Pensar como Dios piensa, produce grandeza.  Cuando Dios llama a su pueblo, Su promesa fue puesta sobre el, cuando Dios te llama a ser su hija, Su promesa es puesta sobre ti.   Es difícil imaginar las grandes cosas que Dios puede hacer, porque estamos distraídas con el día a día, tratando de sobrevivir en una selva de papeles, pagos, trámites, correos electrónicos, llamadas y WhatsApp.  En un mundo así, cada vez nos vemos más pequeñas e insignificantes.  Dios te ve grande, aunque tú te veas pequeño.  Los 10 espías que fueron enviados a explorar la tierra regresaron con un mensaje que decía la tierra es buena, los planes de Dios son buenos, pero nosotros somos como unas langostas.  Sin embargo, hubo dos espías que, si le creyeron a Dios, dijeron es verdad que estamos en desventaja, es verdad que no fuimos a la universidad, quizás es cierto que no tengo la pinta de ser grande, pero si Dios lo dijo, yo no voy a temer sino avanzaré hacia el cumplimiento de la promesa de Dios en mí y me convertiré en una persona que piensa como Dios piensa, en una mujer que piensa en grande.

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.”
Génesis 12:2

MUJERES TRANSFORMADAS

La transformación es el resultado de la disposición y la exposición. 
Mientras más dispuestos a ser moldeados por Dios estemos y más nos expongamos a Su presencia, más transformación podremos experimentar en nuestra vida.  Transformación es el proceso en el cual ocurre un cambio que trae mejora, que agrega valor y aumenta la habilidad de sobresalir.  Ser transformada implica convertirse en alguien nuevo, en una mejor persona, es obtener una promoción y un ascenso.  Cuando nos exponemos continuamente a la presencia de Dios, y escudriñamos Su palabra, es como pasar por un rayo láser que dibuja Su forma en nosotras. Detalle a detalle Dios va poniendo de su imagen en la tuya, como un artista que dibuja sobre una roca, la palabra de Dios nos dice que es como ver en un espejo la gloria de Dios, la cual va moldeando tu vida, transformándola de gloria en gloria.  La transformación trae un refrescamiento y una revolución a la vida.  Toda mujer se quedará impresionada de verse cómo era, y en quien se ha convertido, toda mujer deberá pasar por el espejo de la gloria de Dios y dejarse transformar de gloria en gloria, hasta llegar a convertirse en ¡una mujer transformada!
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
2ª. Corintios 3:18