jueves, 20 de septiembre de 2018

MUJERES OXIDADAS

Las cosas que no se usan se oxidan.  La herrumbre o el óxido, no tienen que ver con que un objeto se ponga viejo, tiene que ver con el poco uso que se le da. Una herramienta o máquina abandonada, sin mantenimiento ni protección se oxida.  Lo mismo nos sucede a las mujeres, tenemos tantas capacidades sin usar, que poco a poco se van oxidando y estropeándose.  Un músculo que no se usa se atrofia, una articulación que no se usa se daña, igual le sucede al cerebro, al estómago y cualquier parte del cuerpo. Si no se usa se deteriora poco a poco. Por esa razón, dicen los expertos que, para evitar la demencia senil, una persona debe ejercitar sus neuronas, mantener al cerebro siempre activo evita que este se deteriore y muera.  Claramente todo lo que no se usa se oxida.  Todo nuestro ser necesita movimiento, fuimos creados como seres activos, es necesario movernos y estimularnos a la acción.  Tu vida física necesita movimiento, al igual que tu vida espiritual de lo contrario te oxidarás.  La biblia nos habla en Hechos 17:28 que en Jesús nos movemos y en Él somos, mientras permanezcamos en Dios, nos estaremos moviendo. La vida espiritual es una vida activa, todos los días ejercitamos la fe en Dios, todo el tiempo le adoramos, activamente estamos en oración, leemos la Palabra de Dios con dinamismo, hablamos de Cristo con facilidad, mientras permanezcamos así nuestra vida será reluciente y brillante.  Disfruta tu cuerpo, levántate temprano a hacer ejercicio, ve por más, lee libros y memoriza las escrituras, madruga y busca a Dios desde temprano, ¡actívate, acciónate, levántate y muévete! de lo contrario te oxidarás.  Una máquina oxidada no sirve más que para chatarra, pero una máquina que aunque esta viejita, se conserva y se usa, será más bien una pieza de gran valor y exquisita utilidad.   Necesitamos movernos, necesitamos accionar.  ¿Yo me muevo y tú?

“Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,” Salmos 63:1