Las cosas que no se
usan se oxidan. La herrumbre o el óxido,
no tienen que ver con que un objeto se ponga viejo, tiene que ver con el poco
uso que se le da. Una herramienta o máquina abandonada, sin mantenimiento ni
protección se oxida. Lo mismo nos sucede
a las mujeres, tenemos tantas capacidades sin usar, que poco a poco se van
oxidando y estropeándose. Un músculo que
no se usa se atrofia, una articulación que no se usa se daña, igual le sucede
al cerebro, al estómago y cualquier parte del cuerpo. Si no se usa se deteriora
poco a poco. Por esa razón, dicen los expertos que, para evitar la demencia
senil, una persona debe ejercitar sus neuronas, mantener al cerebro siempre
activo evita que este se deteriore y muera.
Claramente todo lo que no se usa se oxida. Todo nuestro ser necesita movimiento, fuimos
creados como seres activos, es necesario movernos y estimularnos a la
acción. Tu vida física necesita
movimiento, al igual que tu vida espiritual de lo contrario te oxidarás. La biblia nos habla en Hechos 17:28 que en
Jesús nos movemos y en Él somos, mientras permanezcamos en Dios, nos estaremos
moviendo. La vida espiritual es una vida activa, todos los días ejercitamos la
fe en Dios, todo el tiempo le adoramos, activamente estamos en oración, leemos
la Palabra de Dios con dinamismo, hablamos de Cristo con facilidad, mientras
permanezcamos así nuestra vida será reluciente y brillante. Disfruta tu cuerpo, levántate temprano a
hacer ejercicio, ve por más, lee libros y memoriza las escrituras, madruga y
busca a Dios desde temprano, ¡actívate, acciónate, levántate y muévete! de lo
contrario te oxidarás. Una máquina
oxidada no sirve más que para chatarra, pero una máquina que aunque esta
viejita, se conserva y se usa, será más bien una pieza de gran valor y exquisita
utilidad. Necesitamos movernos,
necesitamos accionar. ¿Yo me muevo y tú?
“Dios, Dios
mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te
anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,” Salmos 63:1