La fidelidad es una
virtud en el ser humano que pelea una batalla cruel contra sus propios
instintos, ya que requiere amar más a quien se es fiel que a sí mismo.
La lucha sucede en el interior donde prevalece
el deseo de satisfacerse a sí mismo, por lo cual, cuando una persona es infiel,
no está pensando más que en ella misma.
Diariamente encontramos personas que
son infieles a sus jefes, infieles a sus clientes, a su peluquera, a sus amigos
y a sus creencias. La Biblia nos cuenta
la historia de aquellos que recibieron talentos y fueron fieles, a ellos Dios
les dice “sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré” Mateo 25:21.
Requieres de poco para recibir mucho, es el principio de la inversión. Tú
eres fiel en las pequeñas cosas y Dios te recompensa con mucho. En este pasaje se está hablando de talentos y
asignaciones, si somos fieles con una pequeña asignación, seremos puestos en una
mayor. Dios está buscando gente que sea
capaz de vencer sus propios impulsos de autosatisfacción. Hombres y mujeres capaces de morir a sí
mismos y entregarse todo a Él. Dios puso
sus ojos en un hombre fiel como Moisés, a quien podía confiarle una asignación,
una tarea, un desafío. Dios describe a
Moisés como su siervo fiel. Según
Números 12:7 Moisés fue hallado fiel en toda la casa de Dios, y en todas sus
asignaciones Moisés mostro ser fiel a Dios.
La característica de fidelidad es una constante, que vemos en los
hombres y mujeres de Dios, que fueron usando en grandes designios. Dios decidió ser fiel, Dios es fiel a sus
promesas, es fiel a su palabra y es fiel a sus hijos. Eso es lo que nos anima a
permanecer también fieles a Él. Dios es
fiel, él no te dejará no te desamparará, jamás.
“Amad a
Jehová, todos vosotros sus santos; A los fieles guarda Jehová.”
Salmos 31:23
Salmos 31:23