Tener éxito en
todas las áreas de la vida es el sueño de toda mujer, a simple vista parece
sencillo
cuando vemos a alguien exitoso y contemplar dónde está y que tan alto
ha llegado. El pensamiento común hace creer
que nació con el éxito bajo el brazo, tenía todos los factores para triunfar,
es una persona sana, hermosa, con mucho recurso económico, es atractiva y todos
quieren estar cerca de ella.
Fácilmente
se crea esa sensación de que una mujer exitosa tiene todo en la vida, que nació
con una gran estrella, y por lo tanto, el éxito le vino de golpe, pero nada más
lejos de la verdad. Una vida de éxito es
el resultado de una serie de decisiones, que una persona toma cada día. A simple vista el éxito viene por un regalo desde el cielo, porque no
se ve la suma de actos de fe, la montaña de hábitos que se han desarrollado
para estar donde está, las horas de no dormir,
los esfuerzos acumulados uno tras otro. El éxito es una invitación para
toda mujer a caminar y avanzar, nadie se debería de quedar atrás. Las mujeres exitosas son intencionales y
establecen metas para alcanzar logros y resultados poco a poco. Empieza por cultivar los pequeños hábitos, como levantarte temprano, esforzarte por aprender
algo nuevo como un idioma, crear el hábito de ahorrar, aprender a cocinar y
hornear, todo lo que sea avanzar te estará dirigiendo al éxito, recuerda que
sucede pieza por pieza. No tener miedo a
fracasar es el primer paso al éxito, porque te moviliza hacia adelante. Dios anima a sus hijos a prosperar y avanzar,
lo que requiere de hábitos y una vida espiritual dinámica, una vida de guardar
la palabra de Dios, obedecer y accionar, esforzarse por agradar a Dios, eso es
éxito. ¡Una mujer exitosa agrada a Dios!