Cuando aprendes a confiar en Dios puedes
permanecer en reposo, cualquiera que sea la situación que estés
atravesando. El estado de una persona
normal es estar en reposo, es allí donde se renuevan las fuerzas y se piensa
con claridad. La Palabra de Dios dice
que aunque una persona pasa tribulación en el exterior, el interior se renueva
de día en día. Pero para que esta
renovación suceda una persona debe estar en su mejor estado, en un estado
óptimo, y ese estado es reposo. Puedes imaginar una persona bajo estrés, llena
de temores, tristezas y angustian, es muy sencillo concluir que esta persona no
puede estar siendo renovada, ya que está en agitación y usando toda su energía
en sobrevivir. El estado de tensión en
vez de renovar, desgasta, consume y envejece.
Mientras que el ser renovada te trae nuevas esperanzas y alegrías, ya
que lo viejo y desgatado se vuelve nuevo.
El cuerpo humano necesita tomar al menos ocho horas de reposo cada día
para poder renovarse, esta renovación traer nuevas fuerzas, y trae salud. De igual modo lo interior y espiritual necesita
ser renovado, ser refrescado y actualizado. El renovarse trae expectativas de
algo nuevo, y de una forma sorprendente produce reactivación de las ilusiones y
los sueños. Todos necesitamos ser renovados,
y la mejor manera de ser renovadas es en el reposo de Dios. Aprendiendo a descansar
en El, es en el reposo donde se renueva la
fe y la esperanza. El permanecer en
reposo evidencia la confianza en Dios, en Su Señorío y Su poder, y esto previene el desgaste dando paso a la
renovación. Es tiempo de renovar, es
tiempo de confiar, es tiempo de reposar en Dios y en su gran poder!
“Por tanto, no
desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el
interior no obstante se renueva de día en día.”
2ª Corintios 4:16
2ª Corintios 4:16