Las mujeres fueron dotadas con un corazón de
madre. En cada una de las mujeres hay en poco o en mucho, la esencia maternal. No necesitan tener hijos propios para manifestar
ese don maternal, ni necesitan tener a sus hijos cerca para ser mamas. Las mujeres nutren y dan amor, cuidan del necesitado y del que está enfermo,
dan al hambriento y al que pasa escasez, porque tienen un corazón para
ello. La maternidad es cosa del corazón,
no del título social o biológico.

Las
mujeres se gozan en ser madres, porque
les permite reproducirse en otros, ya sean tías, abuelas, madres o hermanas
todas de algún modo le hacen de mamas de corazón y tienen la responsabilidad de
criar y nutrir generaciones más sanas, más temerosas de Dios y más dispuestas a
hacer el bien. La maternidad está en el
corazón de mujeres comprometidas a perpetuar una vida de fe y temor de
Dios. Hacer el papel de madre de corazón
promete generaciones que honren a Dios y cumplan sus mandamientos!
“Él hace habitar en familia a la estéril, Que se goza en ser madre de
hijos. Aleluya”.
Salmos 113:9
Salmos 113:9