La gratitud es un gran activador de bienestar, porque pone un
alto a las quejas y la inconformidad. La
vida puede traer muchas situaciones adversas y el descontento puede acampar a
nuestro alrededor, pero ser agradecida cambia la actitud de una persona frente
a la adversidad. Quizás perdió todo, pero
está con vida, quizás fue obligada a cambiar de trabajo pero aprendió grandes
lecciones.
Vivir agradecida produce un
efecto diferente en la vida, hace que
una mujer se vuelve positiva y esperanzada, porque reconoce que hay algo más
que sólo el cielo gris frente a ella. Positiva porque aunque faltan muchas
cosas, tiene otras que son valiosas y esperanzada porque sabe que hay un mañana
donde podría cambiar su situación. El
principal beneficio de vivir agradecida es que hace a una persona más feliz, porque
se enfoca más en las cosas que tiene y no en las que le faltan. La felicidad es el resultado de reconocer que
no todo en la vida es malo, que se puede vivir contento con lo que se tiene y lo
que pasa.
La gratitud es un hábito y
necesita ser activado todos los días.
Una mujer agradecida se levanta cada mañana y da gracias por un nuevo
día, por que el sol salió, porque hay nubes o hay lluvia. Dios da misericordias que son nuevas cada
mañana, es necesario agradecer por ellas.
La fe brinda la certeza de que Dios está en control y que Su voluntad será
manifiesta en la vida de una persona. La
Biblia nos dice que debemos dar gracias a Dios en todo, porque Dios obra Su
voluntad. Cualquiera que sea la situación,
dar gracias cambiará la situación misma. Aprender a ser agradecida traerá felicidad a
la vida todos los días!
“Dad gracias en todo, porque esta es la
voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” 1ª. Tesalonicenses 5:18