El color de la vida
es la alegría. Una mujer con alegría de vivir hace de la vida una experiencia
maravillosa. La alegría trae muchos beneficios,
mejora grandemente la salud física y emocional, aumenta la inmunidad, baja la
presión arterial, disminuye el dolor, relaja y rejuvenece.
Los expertos dicen que la alegría alivia las
preocupaciones y pone alas al corazón, tanto es así que, en situaciones límite,
el ser humano hace uso del sentido del humor para poder sobrevivir. Todos estos beneficios son producto de
mantener un corazón alegre, vivir alegremente le añade valor a la vida de una
persona. Por esa razón, no podemos darnos
el lujo de vivir siempre decaídas, tristes o amargadas. Vivir con alegría es una decisión que cada
una debe tomar. La alegría se logra
cuando la vida tiene propósito y esperanza. Cuando una mujer entrega su vida a Jesús, su corazón se llena de
alegría, porque adquiere salvación y se renueva la esperanza. Aunque la vida sea un caos, o esté llena de sin sabores, si Dios está en la vida de una persona habrá alegría, porque Dios le trae esperanza
a esa persona. El salmista David nos
dice en el Salmo 30:5 “Por la noche
durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.” Es decir que habrán noches de llanto y días
grises, donde la congoja inunde el corazón de una mujer, la pérdida de un ser querido, las batallas por
hijos que se alejan del hogar, la
traición o la infidelidad de un ser amado, adversidades golpearán el
corazón, pero no son para siempre, luego del llanto la mañana traerá la
alegría. Llorar y luego lavarse la cara
e intentar sonreír traerá sanidad.
La vida plena se logra cuando se aprende a mantener un corazón alegre. Los que confían en Dios pueden tener un corazón
alegre!
“Por
tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre hemos
confiado.”
Salmos 33:21