Enamorarse
es parte del diseño de Dios para el ser humano. Dios nos dio una capacidad
maravillosa para poder amar y estar enamoradas siempre. Pero amar implica abrir
el corazón y volverse vulnerable, por eso el amor es sufrido, porque no siempre
es correspondido.
Pero el verdadero amor
no necesita ser correspondido, Jesús dio su vida por amor, y aquellos por
quienes murió no siempre le corresponden.
Una mujer enamorada, ama a pesar de las circunstancias, no esperando
recibir nada a cambio. Por eso es
necesario aprender a amar, y no temerle al amor, cuando las emociones dominan a
una persona se pierde el control y el amor en vez de ser una bendición se
vuelve una maldición. Lo estupendo del
amor es que tiene la capacidad de elegir de quien enamorarse, por lo cual enamorarse
de la persona incorrecta resulta peor que no estar enamorada. Enamorarse de un hombre casado, o de su jefe,
o su compañero de colegio, aún enamorarse de una fantasía resulta ser dañino
para la mujer que se enamora.
Aprender a
amar implica empezar donde el amor se origina, y eso es Dios, porque Dios es amor. Dios es y debe ser tu primer amor, el gran amor de tu vida, es El. La Biblia nos enseña que el primer mandamiento
es amar a Dios con todo el corazón. Cuando una mujer puede experimentar, el
verdadero amor de Dios, esa mujer
será una enamorada y apasionada por
siempre. Cuando el amor de Dios llena la vida, una mujer está lista para dar
amor y vivir enamorada, no solo de Dios
sino de la vida misma, de sus hijos, de sus amigos, de su familia y de su
esposo. Todo el tiempo esta reluciente
de amor, una mujer enamorada vive y disfruta el amor!
“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongue mi
misericordia” Jeremías 31:3