Oír y escuchar no es lo mismo… Generalmente estamos oyendo a alguien pero no
escuchando lo que nos dice, porque simplemente no sucede el proceso de
interpretación. El proceso de escucha
requiere interpretación y análisis mental.
Las personas comúnmente estamos acostumbradas a oír pero no a escuchar,
ya que el escuchar es un desafío que requiere atención y estado de alerta. Las mujeres normalmente están distraídas con
muchos pensamientos a la vez, tiene
otras prioridades que les quitan la atención, y por eso con frecuencia oyen
pero no escuchan, o escuchan parcialmente.
En las relaciones interpersonales la comunicación es uno de los principales
problemas, porque la mayoría de veces las personas se oyen pero no se
escuchan. Por eso el Señor Jesús
señalaba diciendo en Mateo
13:9 “El que tiene oídos para oír,
oiga.” Lo cual significa que tengan oídos atentos, que tenga oídos
espirituales, no se refería a oídos o sentidos auditivos físicos, sino a tener oídos
espirituales para entender el mensaje. Aquellos que no tuvieran su corazón y su
mente dispuesta, no podrían interpretar la enseñanza que Jesús les estaba
dando. La escucha es una virtud que requiere habilidad, la cual debemos aprender
a desarrollar. Las mujeres particularmente,
nos gusta hablar mucho, porque somos rápidas en generar ideas y en tener respuestas, y cuando
una persona habla puede hacer otras cosas, menos una: escuchar. Cuando hablamos no podemos escuchar. Una
persona puede por ejemplo hablar por teléfono y salir a caminar, o hablar con su mejor amiga y cocinar, o
estar conversando y a la vez tejiendo.
Pero lo que seguramente no se puede hacer es hablar y escuchar al mismo
tiempo. Son acciones mutuamente
excluyentes, debemos aprender a hablar,
primero aprendiendo a escuchar. La
escucha es una virtud que aumenta la sabiduría y el deseo de vivir, porque dejas
de pensar en ti, te desconcentras de ti mismo y tus necesidades y le das importancia a otra persona, a quien
escuchas. Cuando se escucha a alguien se
le da honra, poniendo atención a lo que te está diciendo. De igual modo pasa
con tu relación con Dios, le damos honra cuando lo escuchamos. Generalmente nos presentamos ante Dios igual
que ante una persona, queremos hablar y
hablar. Cuando oramos contamos nuestras
quejas, traemos nuestras peticiones y
ruegos, pero nos olvidamos de escuchar.
Estamos tan ocupadas hablando que no damos oportunidad de que Dios nos
hable. Las mujeres rara vez estamos listas para callar y escuchar con atención
la instrucción de Dios. Cuando
escuchamos atentamente a Dios, le mostramos a Dios que El verdaderamente nos
importa. Es como decir al Señor: “me importa lo que me dices, y deseo entender
para obedecerte. Quiero agradarte y por eso necesito saber qué es lo que te
agrada quiero conocerte más y la manera de conocerte es escucharte atentamente,
Señor.” Escuchar con atención a Dios, trae como
resultado obediencia y por consiguiente bendición. Las bendiciones de Dios
siempre empiezan con una acción la cual es escuchar!
“Acontecerá que si oyeres atentamente la voz
de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo
te prescribo hoy también Jehová tu Dios
te exaltará sobre todas las naciones de la tierra”. Deuteronomio 28:1
TE INVITAMOS A NUESTRO PROXIMO DESAYUNO:
Tema: Mujeres que Escuchan
Fecha: Sábado 24 Septiembre 2016
Hora: 8:00 AM
Lugar: Hotel Casa Blanca 5a. Avenida Sur # 13, La Antigua Guatemala
Conferencista: Dra. Elizabeth Bocaletti
Costo: Q 40.00
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